BEE ENERO 2015
Baja California norte: líquenes y flores — Después del Huracán Odile
Como las ballenas grises, también migramos al sur a la península de Baja California. Salimos más tarde de lo normal para nosotras a pesar de las secuelas del Huracán Odile que arrasó la península en los mediados de septiembre como un elefante en una cacharrería. Los daños este año a muchas comunidades, desde Cabo San Lucas (en BCS) hasta Bahía de Los Ángeles (BC norte), han sido devastadores tanto al paisaje como a la economía de la entidad.
Notas del campo — 17 a 18 de nov del 2014
Mulegé, un pueblo pequeño donde hemos pasado una parte de cada año desde 1995, experimentó su séptima inundación mayor desde 2001. Antes de aquél año, la última crecida ocurrió en 1959. Ya traspasando a una tasa de cada dos o tres años, el pueblo apenas tiene suficiente tiempo para recuperarse un poco antes de ser derrocado de nuevo. Si suman la caída de la ecónomía global en 2008 y la publicidad negativa en cuanto la violencia relacionada con el narcotráfico en otras partes del país, el resultado ha sido una gran pérdida general del turismo para todos aquí.
Huracán Odile llevó lluvias a dos tercios de la península, y si recuerdo bien, las franjas de las nubes llegaron hasta San Diego, EUA en el norte. En nuestro viaje ayer y hoy hasta Guerrero Negro, BCS, que se ubica a sólo unos kilómetros del Parallelo 28 en la frontera estatal, pasamos por un paisaje sorprendentemente verde. Las bolsas de vegetación secas, grisáceas o casi negras de repente serían reemplazadas con una franja de verde, demostrando bien la naturaleza caprichosa de la lluvia en el desierto.
Un área de vegetación más seca con unos magueyes (Agave shawii) esporádicos en flor.
Hubo mucha verdura dentro de unos 30 kms de la última foto, en BC Norte.
Nuestra primera parada estaba al lado de la carretera cerca de Km. 44 al sur de San Quintín, donde la carretera da una vuelta, dejando la costa para el interior y El Rosario. Algunos de los últimos parches de matorral costero rosetófilo se encuentran allí. Mucha del área entre la carretera y la costa a lo largo de esta zona cuenta con dunas extensivas, mientras al este de la carretera hay terrazas marinas antiguas. En áreas no perturbadas, florecen el matorral costero muy denso, pero muchas áreas ya sufren mucho de los impactos de los desarrollos planeados (hay áreas que se allanan y desbrozan para venderlas pero donde todavía no se ha empezado casí ningún obra).
TerraPeninsular ha podido proteger unos terrenos al este de la carretera para una reserva que se llama Valle Tranquilo. Incluye las laderas orientales de unas de las terrazas marinas. Si le interesa, aquí está un enlace a una descripción corta y un video de 12 minutos sobre sus proyectos.
El verano pasado, asistí a un taller en el Jardín Botánico del Parque Tilden en Berkeley sobre los líquenes. Por eso, cuando paramos por la primera vez, estaba lista para investigar un poco los líquenes que crecían a lo largo de la costa. Mirando hacia arriba en la ladera, podía ver que la mayor parte de los arbustos tenían ramas gordas y verdes, casi peludas. En realidad, eran cientos de líquenes, probablemente de la especie Niebla ceruchis (Ramalinaceae).
El arbusto en primer plano es Jumetón o Tacora (Cliff Spurge, Euphorbia misera), cubierto de montones de Niebla ceruchis.
Jumetón (Euphorbia misera), con su colonia del líquen Niebla ceruchis.
Aquí se puede encontrar unas fotos mejores que las mías.
Según el libro The Lichen Flora of the Greater Sonoran Desert Region. Vol 2. por T.H. Nash, B.D. Ryan, C. Gries, y F. Bugartz (eds.) 2001. [Tempe, AZ], Niebla ceruchis es la especie más común en el género y una de sólo dos líquenes en la flora del Desierto Sonorense que forma agrupaciones cilíndricas en los sustratos de corteza (de plantas). Los talos son muy variables y es común que algunas poblaciones tienen muchas manchas diminutas salpicadas en la superficie de los talos. Los apotecios tienen forma de un vaso.
Esta especie florece en la franja de neblina de la costa pacífica, y se extiende desde Ensenada hasta la latitud de La Paz en el sur.
Cuando empecé a subir la ladera, casi inmediatamente me di cuenta que aplastaba el suelo que era completamente cubierta de líquenes diminutos y otros componentes de una costra biológica del suelo. Paré y cuidadosamente escogí mis próximos pasos, tratando de evitar la destrucción de más organismos mientras pisaba en un senderito ya perturbado.
Por eso, no tuve la oportunidad de acercarme bien a las plantas y líquenes para tomar unas fotos de cerca, pero me dediqué a no hacer más daño de lo que ya había hecho con mis primeros pasos.
Así era difícil progresar unos 10 metros porque, aún caminando en el senderito en que casi no cabía un pie, también hubo muchos cactos pequeños de tipo Viejitos (Mammillaria sp.) que se escondían y que alcanzaban sólo entre 2 y 12 cm de altura. ¿Cuántas Viejitas puedes contar al ampliar esta foto?
Entonces había lo que parecían pompones amarillos brotando densamente del suelo o de unas piedras. Al asomarse poco a poco el sol de las nubes oscuras, estas agrupaciones brillaban contra la ladera más oscura.
Resulta que eran otro tipo de líquen, Niebla homalea (Armored Fog Lichen, Ramalinaceae). Algunos eran muy pequeños, de 3 a 5 cm de diámetro mientras otros medían entre 8 y 10 cm.
Según los autores Nash et al. (2001), es bien conocido que hay poblaciones de estos líquenes que viven en el suelo y que se desarrollan en forma de pompón, tal vez para maximizar su capacidad de recolectar la humedad de la neblina que es muy abundante al nivel del suelo y de la cual dependen. Stephen Sharnoff, autor del nuevo libro A Field Guide to the California Lichens tiene más fotos de este especie que muestran las variedades de su forma.
Niebla homalea crece en el suelo. Tiene una forma más redonda a diferencia de los que crecen en las piedras.
Algunas muestras pequeñas de Niebla homalea en una piedra. Aparentemente es común que los talos son ramificados en las poblaciones de Baja California. De perfil me recuerdan de un bosque de arbustos diminutos.
Dentro de las piedras sedimentarias de la ladera hubo una variedad amplia de colores y diseños debido al los líquenes crustosas y esquamulosas, como el Silver Moonglow Lichen (Dimelaena radiata) abajo, derecha. Parece ser el líquen dominante del área, aunque también hubo otro líquen anaranjado que no he identificado que se puede ver en las fotos de abajo. D. radiata es bastante común en las piedras de la costa y de vez en cuando se encuentra un poco más al interior, desde la frontera internacional casí hasta Los Cabos. También se extiende por el suroeste de E.U.A., Macaronesia, el Mediteráneo oeste y el norte de África.
Piedras y líquenes vistosos cubren el suelo, inclusive Dimelaena radiata.
Silver Moonglow Lichen, Dimelaena radiata (Physciaceae).
Dejando atrás los líquenes y la costa, nos dirigimos hacia el desierto y el Área Natural Protegida El Valle de Los Cirios, que incluye alrededor de una tercera parte del sur de Baja California (Norte). Paramos varias veces al sur y al norte del pueblo de Cataviña para revisar las plantas.
Alrededor de Km. 112 todo estaba muy verde. Los cirios (Fouquieria columnaris) tenían muchas hojas pero ya no florecían. Este arbusto es pariente del Ocotillo (F. splendens). Hay varios a la derecha.
En esta foto de un vado pequeño, el Garambullo (Old Man Cactus, Lophocereus schottii, Cactaceae) está a la derecha. El objeto rojo a la izquierda es una biznaga, (Ferocactus sp.). También tomada al sur de Cataviña.
Una ladera con mucha vegetación al sur de Cataviña. La mayor parte de los arbustos redondos y verde grisáceos es Incienso (Brittle bush, Encelia farinosa, Asteraceae) o Huizapol (San Diego Bursage, Ambrosia chenopodiifolia, Asteraceae). Los más oscuros son Margarita o San Diego Viguiera (Bahiopsis laciniata, Asteraceae). Los cardones (Pachycereus pringlei) son los cactos columnares muy altos y de vez en cuando hay un cirio. Hay unos ocotillos visibles en el horizonte.
Una de mis vistas más favoritas del área protegida Valle de los Cirios en el desierto central. La vista abre al llegar a la cima de la cuesta que se encuentra un poco después de Km 242 al sur de Laguna Chapala. Me encantan las capas de las sierras en la distancia.
Notas del Campo — nov 29 de 2014
Después del Huracán Odile, la mayor parte de la península estaba aislado del norte por entre 3 y 7 días a causa de los daños a muchos puentes y arroyos. Una amiga que vive en Guerrero Negro nos contó que los residentes del ejido donde viven sus padres, y que fue fundado a los fines de los años 50, se despertaron a encontrarse que un río pasaba por el centro del pueblo. Hasta entonces, se desconocían que se construyó el pueblo en el lecho de un arroyo muy amplio. Después de pasar por el pueblo hacia el oeste, el río destruyó un tramo de la carretera de un kilómetro de largo.
La Carretera Transpeninsular 1 cerca del Arroyo San Pedro, al sur de Guerrero Negro y cerca del Ejido Benito Juárez.
Cuando el agua se retiró, el alcance de los daños fue evidente. Es la única carretera que cruza toda la longitud de la península de norte al sur.
Al pasar hoy por la misma área, un poco más de 2 meses después, hubo pocas desviaciones en la carretera entre Cataviña y Mulegé y casi no tuvimos que frenar al pasar por los múltiples vados ya bien reparados. El tramo en la foto de arriba ya es más estrecho, pero de buena condición, aunque no hay ninguna salida de la carretera por muchos kilómetros. Me molestó mucho porque al norte de Vizcaíno en ambos lados de la carretera hubo varias lugares cubiertos de mucha Alfombrilla (Sand Verbena, Abronia umbellata, Nyctaginaceae) pero no pudimos parar. Finalmente, al sur de Vizcaíno en un lugar donde podíamos estacionar, vimos algunas de estas plantas tan brillantes en flor entre los zacates anuales ya secos.
Alfombrilla (Abronia umbellata, Nyctaginaceae).
Las inflorescencias de Alfombrilla, aquí alrededor de 4 ó 5 cm de diámetro.
Aunque manteníamos contacto con nuestros amigos en varias comunidades de la península en el período después del huracán y habíamos visto muchas fotos de la destrucción, nada compara con la vida real. Si ya no nos sentíamos deprimidas al ver y oír las noticias, es claro que sí, nos sentíamos así dentro de unos días de llegar a Mulegé. A primera vista, muchas cosas parecían normales y si estuvieras visitando por primera vez, no notarías mucho daño. Pero lo más que mirábamos y recordábamos cómo habían estado las cosas el mayo pasado, lo más obvio estaba el daño y la pérdida para la gente de nuestra comunidad.
Los informes oficiales dicen que Mulegé recibió 18.4 cm de lluvia durante el 24 horas de la tormenta. Un amigo local nos dijo que la cantidad recibida en las sierras al oeste del pueblo fue alrededor de 40 cm, o sea el doble de lo cual cayó durante el huracán Jimena en 2009 que provocó una crecida de alrededor de 10 metros para cuando llegó al puente.
En comparación, en octubre de 2013 cuando pasó la tormenta tropical Octave y dejó 9.1 cm de lluvia en 48 horas, el pueblo se mantenían en guardia, esperando una inundación inminente que nunca llegó. Significa que con el huracán Odile cayó dos veces más lluvia en la mitad del tiempo (y hubo ráfagas hasta 209 km/hora).
El canal que estudiaba durante los últimos dos años estaba bajo el agua dentro de las palmas en la foto.
El agua sube en las primeras horas de la crecida, bajo el puente de la carretera.
Después de la crecida bajo el puente. El nuevo viaducto y camino bajo el puente, que se construyó solamente en abril, se lo llevó de nuevo el río.
El valle entero fue sumergido. Solamente en las casas de las laderas no entró el agua.
El agua surge del valle hacia el puente.
El mismo lugar como en la foto de arriba al retirarse las aguas. La huerta (abandonada) en la foto es otra área donde he pasado mucho tiempo estudiando y recolectando las muestras de plantas.
Se empezó un nuevo proyecto el invierno pasado en el valle de Mulegé. Cuando salimos en mayo todavía se excavaba un “canal” para disminuir los efectos de las crecidas en el valle, río y estero, supuestamente con el fin de canalizar el flujo más directamente a la salida del río y reducir el flujo en uno de los cauces que siempre desborda dentro de unas colonias cercanas.
El proyecto del “canal” que corta a través de los palmares históricos.
Vista aérea del pueblo, mirando hacia el oeste y el valle durante el retiro del agua. El área desnuda arriba a la derecha es el nuevo canal que se extiende por el oasis de palma alrededor del centro de la foto.
Pues, la opinión pública todavía está dividida en cuanto la eficaz del proyecto. No es claro si, al derribar y quitar toda la vegetación del arroyo sinuoso para crear un canal recto, desnudo y de un aluvión muy fino y ligero que mide unos 8 kilómetros de largo, ha dejado aún más vulnerable el pueblo debido al aumento en la velocidad, volumen y cantidad de lodo que resultó. Lo que es muy claro: el río fluía más rápidamente que nunca antes, que borró todos los diques y el canal en el valle, que hubo más áreas inundadas en el pueblo que nunca antes y que la cantidad de lodo dejado en las calles y edificios del pueblo fue sin precedentes.
Algunas personas opinan que pudiera ser peor sin el “canal” y que los daños más severos resultaron porque hubo más lluvia en las sierras. Creo que no sabremos definitivamente el por qué y que la respuesta probablemente se encuentre entre los dos extremos.
Al menos hay unas noticias buenas en cuanto la botánica, que todo no está perdido. Puedo reportar que tuve algunas oportunidades de salir al campo, aunque hay daño a algunos caminos donde el paso todavía está difícil o aún espantoso por el momento. Y, en mi único recorrido hasta la fecha, encontré una especie nueva. No me sorprendió que estuviera dentro del oasis sombreado cerca del lugar donde solía estar mi área de estudio. Todavía no me animo a visitar el Ojo, pero está el próximo lugar en mi lista…
El canal o cauce (muy pequeño) que observaba desde octubre de 2012. Contaba con una buena colección de musgos y hepáticas después de las lluvias de hace unos años, y se colonizaba por especies pioneros.
Una especie de Chia (Tropical sage, Salvia misella, Lamiaceae). Es una especie nativa a las Américas tropicales, inclusive la Florida, E.U.A. y Puerto Rico. Es la única especie de Salvia que he encontrado en esta área, pero en la península las Salvias son más comunes en las sierras y más al norte.
Mi cauce fue totalmente borrado por el proyecto del “canal”. Pero ahora tengo nuevo sitio que puedo observar a ver cuales especies nuevos van a colonizar el área esta vez.
Encontrada en el área sombreada que todavía queda del oasis, esta especie sin duda llegó al oasis llevado de las sierras por la inundación. Es bien conocida en la sierras al oeste del pueblo en lugares húmedos.
Hasta el mes que entra…
Debra Valov—Voluntaria Curatorial