Por Fabián Carvallo Vargas*
Fue hace 35 años que Amexco S.A. de C.V. empezó su disposición ilegal en Tijuana de 30 mil metros cúbicos de residuos contaminados con plomo, escoria importada de California bajo el falso pretexto de reciclaje de baterías vehiculares, según concluyó el gobierno federal de México. Ya para el año 1996, cuando la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente analizó las opciones para la remediación, la corporación estadounidense Alco Pacifico Inc. había adquirido el pasivo. La ley mexicana precisó el retorno de los desechos peligrosos al país de origen, pero la autoridad permitió subirlos al tren y enviarlos en bolsas de lona al basurero toxico de Cytrar en Hermosillo. Ahí yacen por toneladas, en medio de las preocupaciones en las colonias aledañas por la salud ambiental, el cáncer, y las muertes relacionadas.
La limpieza y la investigación siguen como demandas sin respuestas de los habitantes tanto de Tijuana como de Hermosillo. Entretanto, el tráfico de baterías usadas crece. Sin embargo, una esperanza ha nacido para asegurar que no hay escenarios similares al futuro.
Viene de un estudio independiente facilitado por la Comisión para la Cooperación Ambiental, con colaboración de grupos ambientales, la industria y los registros de emisiones de los tres países del Acuerdo de Libre Comercio de América del Norte.
Las recomendaciones del estudio, publicadas el 30 de noviembre, ya tienen cinco años en maduración y podrían influir en poner fin al envió de baterías de los socios del norte a los del sur.
Durante la conferencia anual de la Sociedad de Periodistas Ambientales recientemente acontecida en Lubbock, Texas, representantes de la
Comisión para la Cooperación Ambiental de América del Norte (CCA) y la ONG
Slab Watchdog señalaron la urgencia de realizar un adecuado reciclaje de las baterías de plomo-ácido usadas (BPAUs) que son enviadas a México. Los declarantes coincidieron en que
los informes entregados por las ONGs
Fronteras Comunes y
OK International detonaron una reacción transfronteriza en la sociedad sobre el problema.
Jeff Stoub, gerente de Comunicación y Publicaciones de la CCA, comentó a Melóncoyote que el reciclaje de baterías es una historia de éxito: se está llegando al 100 por ciento debido a que es menos costoso que explotar nuevos materiales de las minas.
Son productos que todos usamos pues, están en los coches, en las motocicletas, y son importantes para la economía porque almacenan la electricidad.
estas baterías. El reto de la CCA es analizar si hay un buen manejo de las baterías usadas y si hay falta de aplicación de la ley o de un buen manejo.
En cuanto a la pregunta de si existe una fecha perentoria para acabar con este problema, Stoub comentó que hay bastante movimiento en la industria para mejorar los procesos y cuidar la salud de los trabajadores y la gente de las comunidades alrededor de las plantas recicladoras. En Estados Unidos son cada vez más estrictas las normas alrededor de las emisiones de plomo en las instalaciones, agregó.
Por su parte, Diane Cullo, directora de Slab Watchdog explicó a Melóncoyote que su objetivo principal es eliminar la exportación, por parte de EUA a México, de las baterías plomo-ácido usadas (SLABs, por sus siglas en inglés) y con ello proteger la salud de las comunidades así como los empleos para su país.
Diane considera que después de que la CCA libere su informe es necesario que EUA y las compañías recicladoras se pongan de acuerdo y regulen esta situación de forma que haya más avances en los próximos años.
Agregó que en EUA el reciclaje de las baterías está sujeto a una reglamentación más estricta que en México. En EUA se usa la mejor tecnología disponible para el reciclaje de las baterías y en México se está usando tecnología con hasta 20 años de atraso.